La era de la ebullición global demanda múltiples desafíos para la humanidad como enfrentar la escasez de agua, la desertificación del suelo, el paso de energías fósiles a renovables que, sumado a la contaminación de estos elementos y el aire, sin duda, cobran particular valor al conmemorarse un año más del Día Mundial del Medioambiente.

 

En este adverso escenario del que todos somos responsables, en especial las actividades productivas, surge un concepto que está siendo acuñado por quienes apuestan por la sostenibilidad. Se trata de la descarbonización, entendida como el proceso progresivo de reducción de las emisiones de carbono hacia la atmósfera que son consecuencia de la actividad humana, pero principalmente de la manera en que producimos la energía, la ganadería, la agricultura, la industria alimentaria, la actividad minera, etc., y por ello, urge que las empresas se hagan cargo de diversas maneras.

 

La ONU Climate Change señala que la descarbonización es una forma de encontrar alternativas para vivir y trabajar que reduzcan las emisiones, capturen y almacenen el carbono en el suelo y la vegetación, y que para ello se requiere un cambio radical del actual modelo económico, centrado en el crecimiento a toda costa. 

 

Subraya que el sector industrial tiene un inmenso potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que actualmente representan alrededor del 34% de todas las emisiones. Cerca del 70% de las emisiones industriales proceden de actividades difíciles de eliminar, en las que la reducción de la huella de gases de efecto invernadero (GEI) es especialmente complejo por su alto consumo de energía y carbono. Las iniciativas de descarbonización en estos sectores son, por tanto, cruciales para mantener al alcance el objetivo del Acuerdo de París de limitar a 1,5 °C el aumento de la temperatura.

 

¿Cómo aplicar una estrategia exitosa y sostenible?

 

Cristian Bustos, cofundador y CEO de Beeok, scaleup que ayuda a las empresas en su transición hacia la sostenibilidad con herramientas para gestionar su huella de carbono y otros indicadores sostenibles, sostiene que “la descarbonización se puede lograr en la medida que las organizaciones comprenden el impacto que generan en el medioambiente y las personas”.

 

“Para ello hay varios caminos que pueden seguir: como la innovación en la gestión de sus procesos productivos, por ejemplo, con la reducción de recursos naturales con la utilización de materias primas secundarias, ecodiseño de productos, utilización de subproductos de residuos y valorización de residuos en sustitución de combustibles fósiles, con el fin de conseguir una mejora en la economía circular”.

 

Por ello, sostiene, “cuando una organización quiere sumarse al proceso de descarbonización no basta solo con declararlo, para que éste sea exitoso debe desarrollar una estrategia que le permita alcanzar ese objetivo”.

 

Para ello, enfatiza, debe definir un itinerario claro y concreto, que la lleve a implementar acciones y medidas eficientes que estén focalizadas en medir, reducir y compensar paulatinamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

 

El paso a paso para lograrlo es el siguiente:

 

1. Diagnóstico: Implica conocer las necesidades de la empresa u organización para tener claro el alcance de la estrategia a implementar.
   
   
2. Medición: Análisis y medición de las emisiones de GEI de la organización, producto y servicio que se quiere someter a descarbonización.
   
   
3. Hoja de Ruta: Elaboración de la estrategia y hoja de ruta claras con las acciones y plazos que ejercerá para alcanzar la descarbonización.
   
   
4. Implementación: Aplicación concreta de las medidas para la reducción paulatina de emisiones de gases de efecto invernadero.
   
   
5. Comunicación: Identificación de los ejes que queremos informar respecto de la estrategia de descarbonización, acciones a implementar y definición de los mensajes que las comunican.